Dichas hay muchas y pocos quienes valoren.

“Las dichas”

Despertar cada mañana con esos tímidos rayos de luz que se entremeten por las ranuras despistadas de la persiana y que, pasan por mi cara, recorriendo las sábanas de mi cama a hurtadillas.

Dicha por estar acompañada por quien resopla, cuando no me aguanta o no comparte mi parecer y, sin embargo, te sigue amando a su manera, con eso tengo suficiente. Para qué quiero más.

Dicha de poder reírme, aunque sea de vez en cuando, y, hasta de lo absurdo, sacando las telarañas de lo pasajero y quitando la caspa que la acompaña.

Dicha por saber de la felicidad de los demás, de quienes mantienen la esperanza viva a pesar de hallarse exhaustos para mantenerla y que siguen ahí, a la espera de alguien que va a venir y sabiéndose, esperados; por esos que están pendientes de una llamada o del timbre de su puerta porque son visitados. Dicha por saber de la existencia de esta gente, buena, que hará lo posible para que todo esto que acabo de enunciar, sea una realidad y se mantenga presente.

Dicha por una nueva mañana, por una segunda tarde, por una tercera noche o por una nueva madrugada, por tener piernas con las que caminar, por mi oído que escucha, por las manos que puedo mover, por la vista cansada, por el ojo que aún me queda y por el resto de los sentidos que aún conservo…, porque con todos ellos puedo acercarme a una flor, olisquearla sin prisa y sin pausa: puedo seguir contando sus pétalos y embadurnarme la nariz entera con sus pistilos. Y, porque puedo volar, sin volar, creyéndome ser una abeja.

Dicha cuando me acerco a la arena de una playa enterrando los pies en ella y caminando con ella o cuando me meto en el agua del mar y hasta al día siguiente me quedo con las algas pegadas.

Dicha si siento agujetas, eso es que vivo y mi cuerpo aún se queja: otra cosa que pasa, o por soñar dormida, las veces que sueño y también, por hacerlo todavía más si cabe, despierta.

Dicha por reinventarme en el desorden de mis escritos colocando puntos y comas a destiempo, haciendo de las frases y palabras un arte abstracto o algo…,  sin orden ni concierto.

Dicha de no sentirme avergonzada porque no tengo en cuenta un quién, un qué o lo que fui, aquello que hoy se revela de aquello que queda de mí.

Y, es libre como el aire, que aún envuelve nuestra atmósfera ; sin seleccionar a nadie y abarcándolo todo, porque carece de ojos u oídos.

Sin embargo, está necesitado de cuerpos que lo plasmen con una mirada, que lo pongan en práctica con buenas maneras, que se siembre para que germine la simiente y no se incline la balanza por un pan que no es pan y por agua que no es agua.

Dicha por saber de la existencia de quienes saben distinguir el amor que sacia, del amor que confunde, embriaga y aletarga, ya que el falso, no te dará tregua ni te procurará calma.

Novoartes: P&c

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